martes, 24 de noviembre de 2015

R.P. Leonardo Castellani: Jauja




"Su Majestad Dulcinea"
R.P. Leonardo Castellani


Jauja*


Yo salí de mis puertos tres esquifes a vela
y a remo a la procura de la Isla Afortunada,
que son trescientas islas, mas la flor de canela
de todas es la incógnita que denominan Jauja:
hirsuta, impervia al paso de toda carabela,
la cedió el rey de Rodas a su primo el de León
sólo se aborda al precio de naufragio y procela
y no la hallaron Vasco de Gama ni Colón.


Rompí todas mis cosas, implacable exterminio,
mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja,
mis libros de Estrabonio, de Plutarco y de Plinio
y dije que iba a América, no dije que iba a Jauja.
y las velas como alas de halcón y de ilusión ,
quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio,
mi madre y su pañuelo llorando en el balcón.


Muchas veces la he visto, diferentes facciones,
diferentes lugares, siempre la misma Jauja:
sus árboles, sus frondas floridas, sus peñones
sus casas, maderamen del más perito a tanja:
su señuelo hechicero de aromas y canciones
enfervecía el celo de mi tripulación
mas desaparecían sus mágicas visiones
apenas la ardua proa tocaba el malecón.


La he visto entre las brumas, la he visto en lontananza
a la luz de la luna y al sol de mediodía
con sus ropas de novia de en sueño y esperanza
y su cuerpo de engaño, decepción y folia,
esfuerzo de mil años de huracán y bonanza,
empresa irrevocable, pues no hay volver atrás,
la isla prometida que hechiza y que descansa
cederá a mis conatos cuando no pueda más.



Surqué rabiosas aguas de mares ignorados,
cabalgué sobre olas de violencia inaudita,
sobre mil brazas de agua con cascos escorados
recorrí la traidora pampa que el sol limita
desde el cabo de Hatteras al golfo de Mogados
dejando atrás la isla que habitó Robinsón
con buen a cara al tiempo malo y trucos osados
al hambre y los motines de la tripulación.


Me decían los hombres serios de mi aldehuela:
"Si eso fuera seguro con su prueba segura,
también me arriesgaría yo me hiciera a la vela,
pero arriesgarlo todo sin saber, es locura..."
Pero arriesgarlo todo justamente es el modo,
pues Jauja significa la decisión total,
y es el riesgo absoluto y el arriesgarlo todo
es la fórmula única para hacerla real.


Si estuviera en el mapa y estuviera a la vista
con correos y viajes de ida y vuelta y recreo,
eso sería negocio ya no fuera conquista
y no sería Jauja sino Montevideo.
Dar dos, recibir cuatro, cosa es de petardista,
Jauja no es una playa — H awai o Miramar— .
No la hizo un matemático sino el Gran Novelista,
ni es hecha sino para marineros de mar.


Las gentes de los puertos donde iba a bastimento
risueñas me miraban pasar como a un tilingo,
yo en tendía en sus ojos su irónico comento
aunque nada dijeran o aun que hablaran en gringo,
doncellas que querían sacarme a salvamento
me hacían ojos dulces o charlas de pasión ,
la sangre se me alzaba d e sed o sentimiento —
mas yo era como un Sísifo volcando su peñón.


Busco la isla de Jauja, sé lo que busco y quiero,
que buscaron los grandes y han encontrado pocos,
el naufragio es seguro y es la ley del crucero,
pues los que quieren verla sin naufragar son locos...
quieren llegar a ella sano y limpio el esquife,
seca la ropa y todos los bagajes en paz,
cuando sólo se arriba lanzando al arrecife
el bote y atacando desnudo a nado el caz.


Busco la isla de Jauja de mis puertos orzando
y echando a un solo dado mi vida y mi fortuna,
la he visto muchas veces de mi puente de mando
al sol de mediodía o a la luz de la luna.
Mis galeotes de balde me lloran: ¿Cuándo, cuándo?
Ni les perdono el remo ni les cedo el timón.
Este es el viaje eterno que es siempre comenzando,
pero el término in cierto canta en mi corazón.



Oración
Gracias te doy Dios mío que me diste un hermano
que aunque sea invisible me acompaña y espera,
claro que no lo he visto, pretenderlo era vano,
pues murió varios siglos antes que yo naciera,
mas me dejó su libro que diccionario en mano
de la lengua danesa voy traduciendo yo,
y se ve por la pinta del fraseo baquiano
que él llegó, que él llegó.




* La imagen de una riesgosa travesía hacia una de las Islas Afortunadas corporiza el seguimiento incondicional de Cristo. La búsqueda de Jauja significa, entonces, la vida de la fe: "navegar sobre 1.000 metros de agua en un barco averiado." (De Kirkegord a Tomás de Aquino, Cap. XIX) Al igual que los Apóstoles durante la tempestad, quien acepta el Cristianismo Absoluto se encuentra en una situación en la que está humanamente perdido. Pero el cristiano juega al ganapierde: el naufragio permite la llegada a puerto, pues "la fe es la prenda segura de la victoria." Jauja es un símbolo análogo a Dulcinea, pues ella lanza a la tenaz persecución de una realidad absurda para la sola razón y que ha llevado a muchos a la muerte "por verla de lejos."






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