sábado, 9 de abril de 2016

Martirologio Romano 9 de abril

SANTA CASILDA,
Virgen

n. Toledo, España;
† hacia el año 1050 en Burgos, España

Protectora contra la esterilidad. Se la invoca en tiempos de guerra.


Os doy un nuevo mandamiento, y es:
Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
(Juan 13, 34)

  • En Alejandría, en Egipto, san Máximo, obispo, que, siendo presbítero, compartió el exilio y la confesión de la fe con el obispo san Dionisio, al que después sucedió.
  • En el mismo lugar, san Edesio, mártir, que fue hermano de san Anfiano y, bajo el emperador Maximino, habiendo abiertamente censurado al juez por entregar a los explotadores algunas vírgenes consagradas a Dios, fue por esto arrestado por los soldados, torturado y al final ahogado en el mar por Cristo el Señor. 
  • Cerca de Sirmio, en Panonia, san Demetrio, mártir, muy venerado en todo el Oriente y, de modo especial, en la ciudad de Tesalónica.
  • En Castroloco (hoy Mons), de Henao, en Neustria, santa Valdetrudis (Valtruda o Wadeltrudis), hermana de santa Aldegundis, que, siendo esposa de san Vicente Madelgario y madre de cuatro santos, a semejanza de su marido se ofreció a Dios y recibió el hábito monástico en el cenobio fundado por ella misma.
  • En Cesarea de Capadocia, san Eupsiquio o Eusiquio, mártir, que, por haber destruido el santuario de la diosa Fortuna, consumó su martirio bajo el emperador Juliano el Apóstata.
  • En la ciudad de los cenomanos (hoy Mans), en la Galia Lugdunense, san Liborio, obispo.
  • Nació en la región de Mans, san Liborio, obispo, quién renunció a un magnífico porvenir y se hizo sacerdote. IV obispo de Le Mans (348-390), sucediendo a san Pavacio.
  • En Amida, de Mesopotamia, san Acacio, obispo, que, para redimir a unos persas cautivos y sometidos a crueles torturas, interesó al clero y vendió a los romanos los vasos sagrados de la Iglesia.
  • En el monasterio de Jumièges, también en Neustria, san Hugo, obispo de Rouen, el cual gobernó a la vez el monasterio de Fontenelle y las iglesias de París y Bayeux, y finalmente, renunciando a estos cargos, estuvo al frente del monasterio de Jumièges.
  • En el lugar llamado San Vicente, cerca de Briviesca, en la región de Castilla, en España, santa Casilda, virgen, que, nacida en la religión mahometana, ayudó con misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel y después, ya cristiana, vivió como eremita.
  • En Aureil, en la región de Limoges, en Francia, san Gauquerio, canónigo regular, que fue para el clero ejemplo de vida en común y de celo por las almas.

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SANTA CASILDA,
Virgen

Santa Casilda llevaba comida a los cristianos que el rey, su padre, tenía prisioneros. Un día la encontró camino de la prisión y le preguntó qué llevaba. Rosas, respondió Casilda y, extendiendo su delantal, aparecieron en él, en vez de alimento, hermosísimas rosas. Consiguió de su padre que la llevaran a tomar baños en el lago San Vicente, para curarse de una enfermedad que padecía, e hizo edificar, a orillas de este lago, una ermita en la que pasó el resto de sus días. Murió hacia el año 1050.


MEDITACIÓN
HEMOS DE AMAR AL PRÓJIMO COMO JESUCRISTO
NOS AMÓ A NOSOTROS

I. Jesús nos ama más que a todas las otras creaturas, porque para salvarnos hizo lo que no hubiera hecho para impedir la ruina del cielo y de la tierra. Del mismo modo, ama a tu prójimo más que a tus riquezas, más que a tus placeres, más que a tus intereses; sacrifica todo lo que poseas para aliviar sus penas y proveer a sus necesidades. ¿Es esto lo que has hecho hasta ahora?

II. Jesucristo nos ha amado aun cuando más cruelmente lo ultrajábamos: sigamos su ejemplo y amemos a los que nos aborrecen y nos hacen mal. Fácil es amar a los que nos hacen bien; nos inclina a ello la naturaleza, nos invita el interés, en fin, los mismos paganos nos dan ejemplo. Pero es patrimonio sólo del cristiano amar a los enemigos, amarlos porque Jesucristo lo manda. Examina el fondo de tu corazón: ¿amas sinceramente a los que te han disgustado?

III. Jesucristo nos amó a fin de salvar nuestras almas; nos testimonió su amor enseñándonos el camino de la salvación y andando por él antes que nosotros. Haz lo mismo con tu prójimo según tus fuerzas. Es el mayor servicio que puedes prestarle, y el mayor gusto que puedes dar a Jesucristo. Saca a ese pecador de las ocasiones peligrosas, instrúyelo, aconséjalo, ruega a Dios por él. ¡Qué feliz serías si, a costa de todos tus bienes y de tu vida misma, pudieses ganar para Jesucristo un alma redimida por el precio de su sangre! Se obró esta redención a precio tan elevado, que parece que el hombre vale tanto como Dios (San Hilario de Arlés).

El celo por la salvación de las almas.
Orad por la conversión de los pecadores.


ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y haced que la fiesta de Santa Casilda, al tiempo que regocija nuestra alma, la enriquezca de sentimientos de tierna devoción. Por J. C. N. S.






Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.







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