jueves, 8 de diciembre de 2016

R.P. Leonardo Castellani: La Inmaculada Concepción






En aquel tiempo: Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida en matrimonio a un varón, de nombre José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrado donde ella estaba, le dijo: "Salve, llena de gracia; el Señor es contigo".
Lucas I, 26-28



Domingueras Prédicas I
R.P. Leonardo Castellani


La Inmaculada Concepción
(1963)

La Concepción sin Mancha de María Santísima ha sido definida como dogma de Fe hace poco más de un siglo por Pío IX (127); pero esta fiesta se ha celebrado desde los primeros siglos de la Iglesia, y la Iglesia ha creído siempre en eso.

No hay que confundir la Concepción sin Mancha de María con la Concepción Virginal de Cristo, como hace hoy alguna gente. Que las confunda nuestro gran José Ingenieros vaya y
pase, pues el gran Ingenieros fue un gran macaneador; pero que no sepa su catecismo Miguel de Unamuno en España y Víctor Hugo en Francia, eso es estupendo y muestra la ignorancia y temeridad de muchos "sabios" de hoy día.

Cristo fue concebido sin obra de varón; la Virgen fue concebida sin el pecado hereditario del hombre: eso lo saben nuestros paisanos cuando rezan el Bendito: "Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y la Virgen María concebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de su ser natural". Martín Fierro sabía el Bendito, por tanto sabía también el Padrenuestro y el Avemaría.

El pecado hereditario del hombre es un misterio de la Fe y hasta parece contradictorio; porque si es pecado no es hereditario y si es hereditario no es pecado; pues para que haya pecado tiene que haber voluntad. El pecado original es pecado y no es pecado: no es un pecado actual hecho por mi voluntad y que merezca castigo, es más bien un castigo; es un pecado heredado, como se hereda una enfermedad o la propensión a una enfermedad; ya que él consiste en la "concupiscencia", en el desorden de nuestra naturaleza, que nace inclinada al pecado; pero si yo NO cedo a esa mala inclinación, no me voy a ir al Infierno. Lo malo es que cedo; porque como dice el español:


En esta vida torcida
Quien mal anda mal acaba
Y en casa del jabonero
El que no cae, resbala.


"Dios hizo a Adán a imagen y semejanza, varón y mujer lo hizo" -dice el Génesis (128). Adán en hebreo significa" el hombre": cuando Dios hizo la primera pareja hizo simplemente toda la especie humana porque puso en ella la facultad de procrear. El pecado lastimó la naturaleza misma del hombre, por tanto también la facultad de procrear.

Dios puso a Adán y Eva en el Paraíso, y les dio la gracia santificante y muchos dones superiores a nuestra natura; como el don de integridad, por el cual el cuerpo estaba sujeto a la razón, y la razón a la Fe, la Fe a Dios (129). Nuestros primeros padres perdieron esos dones, y la culpa no fue toda de Eva, la peor culpa fue de Adán -según cuentan; y estando desnudos tuvieron que vestirse porque el cuerpo se insubordinó contra el espíritu por haberse ellos insubordinado contra Dios.

El pecado cambia la naturaleza misma (130): apenas han pecado, se sienten cambiados y se esconden.

- Adán ¿por qué te has escondido?
- Porque estoy desnudo.
- Y antes ¿no estabas desnudo?

Ah, es diferente la desnudez de la inocencia y la desnudez del crimen.

Entonces, si perdieron los dones gratuitos, ¿quedaron en estado de natura pura, en estado normal, como si dijéramos? No: quedaron lastimados y con una maldición encima.

Pero si a mí me quitan una cosa añadida, una cosa de lujo, no quedo lastimado. ¡Ah, es que la gracia no es una cosa añadida ni de lujo! ¿Por qué? Lo más que puedo darles es una comparación: supongamos que un Príncipe nace en el palacio de un Rey y es criado para Rey, con toda clase de lujos y ventajas; supongamos que lo destronan y tiene que ir a vivir a un monte salvaje en medio de brutos animales y hombres brutos. ¿Será un hombre normal, igual que los otros? No, será inferior a los otros, que han vivido siempre en el monte. ¿Por qué? Porque no estaba hecho para vivir en el monte. Por el hecho de haber sido criado más elevado, ahora está más rebajado; y así los teólogos dicen que por el pecado original el hombre quedó "privado de lo gratuito y lastimado en lo natural": "spoliatus gratuitis, vulneratus naturalibus " (131).

Pero el misterio sigue lo mismo, después de la comparación de Billot. Pero es un misterio patente, como si dijéramos, porque la condición del hombre mortal es tan extraña que los mismos filósofos paganos, como Platón y Aristóteles, sospecharon aquí algún misterio. Platón dijo que seguro estamos castigados por algún pecado que hicimos en otra vida; y en cierto modo tuvo razón. Aristóteles dijo que el hombre era un animal incomprensible, sin instinto regulado en el comer y en todos los placeres desenfrenadísimo: "immane animal est hamo, ad cibos et veneren profligatissimus ". El dogma del pecado de origen es como la luz negra; no se ve pero ilumina lo demás: "Si se elimina ese punto oscuro, todo lo demás se vuelve oscuro", dijo Pascal.

Dese pecado hereditario fue limpia la Virgen desde su primer instante. Y así no sufrió la concupiscencia, o sea la rebelión de las pasiones contra la razón; no sufrió dolores de parto, que fue la maldición de Eva, no sufrió enfermedad en su cuerpo; y la muerte si la sufrió fue porque ella quiso (y Dios quiso) seguir a su Hijo en todo. Y por eso también resucitó y fue asunta a los Cielos, siguiendo a su Hijo en todo.

Todo eso está en la Salutación del Ángel, que leemos hoy, o sea en el comienzo del Avemaría: no hubiera sido "llena de gracia", kejaritooménee, si hubiera nacido en pecado; no hubiera sido verdad: "el Señor es contigo", si hubiese nacido en pecado; no hubiera sido "bendita más que todas las mujeres", si hubiese nacido en pecado; porque una mujer, Eva, no nació en pecado. Y con esto basta y sobra; en estas pocas palabras se cifran todas las glorias de María (132).


Quien te apela
Maristela,
Flor del Ángel saludada,
Sin cautela
No recela
La tenebrosa morada.
Creada
Fuiste para la Deidad
Y toda la Trinidad
En tí se encierra y se agrada.


Notas

127. En la Bula" Ineffabilis" del 5 de diciembre de 1854.
128. Gen. 1,27.
129. Se llama Justicia Original al estado de inocencia de nuestros Primeros Padres en el Paraíso. Santo Tomás sostiene que fueron creados en gracia (S. Th., I, q. 95, a. 1 ). Además Dios otorgó a Adán y a Eva la inmortalidad, subordinación de la sensibilidad al espíritu y ciencia eminente de las cosas de este mundo. Así podemos decir con Santo Tomás que la Justicia Original consistía en la sumisión del hombre a Dios y de la sumisión de las creaturas inferiores al hombre ("Compendio de Teología", I, Cap. 187).
Mientras conservaron la inocencia, nuestros Primeros Padres poseyeron gran santidad: "hablaban con Dios en el aura de la tarde". Sobre esto se puede ver "El Jardín del Edén", en Conversación y Crítica Filosófica, "El Desquite de la Mujer" y "La Muerte de Adán", en Cristo¿ Vuelve o no Vuelve?.
130. Más adelante Castellani explica el sentido de esta afirmación. Ni el pecado original ni los pecados actuales producen un cambio esencial en nuestra
naturaleza.
131. No hay acuerdo entre los teólogos sobres las consecuencias del pecado original. Muchos modernos creen que la naturaleza humana sólo ha sido despojada de lo gratuito: la diferencia entre la naturaleza pura y la naturaleza caída sería la que va de una persona que siempre ha estado desnuda a otra que ha sido despojada de sus vestiduras. Otros sostienen que el pecado original
debilitó nuestra naturaleza.
132. La Santísima Virgen fue preservada del pecado original desde su primer instante porque Dios la había predestinado a ser Madre del Verbo Encarnado. La Maternidad Divina es la fuente de todos los privilegios marianos: "Creada -Fuiste para la Deidad ... ".






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